Coñetes

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Crédito La Tercera

Una vez más, el papel de la banca en la reactivación del sector inmobiliario ha sido puesto en tela de juicio. Recientemente, el presidente Boric instó a los bancos a no ser “coñetes para sacar adelante proyectos”, haciendo eco de los llamados previos de los ministros de Vivienda y Obras Públicas. Este episodio revela una vez más la desconexión del gobierno con los fundamentos de cómo opera el mercado. Y es que el comportamiento de los bancos, lejos de ser reticentes e ideológicos, simplemente reflejan el rendimiento del país.

A menudo se critica injustamente a las instituciones financieras por su rol en el acceso a créditos hipotecarios y de construcción. En palabras del presidente, “los bancos siguen sin prestar plata o poniendo dificultades para los créditos”, lo cual cita como injustificado por las bajas de tasas del Banco Central. Ahora bien, dada la laxitud de las palabras del mandatario, diversos economistas han destacado su imprudencia y la falta de comprensión técnica en la materia.

Es esencial recordar que el financiamiento, además de estar regulado, se evalúa por su riesgo a través de una serie de criterios objetivos y cada vez más estrictos. Por ejemplo, los bancos deben provisionar su deuda y mantener capital suficiente en proporción a sus colocaciones para tener un “colchón” contra posibles pérdidas, además de invertir con responsabilidad los depósitos de sus ahorrantes. Lo anterior cobra sentido si miramos en retrospectiva cómo la laxitud crediticia llevó al no pago de créditos hipotecarios y la consecuente burbuja de la crisis subprime.

¿Quién estaría dispuesto a invertir en una economía estancada y en un sector altamente procíclico, donde la probabilidad de morosidad es mayor que antes?

Tenemos una economía desacelerada, con alto desempleo y bajo crecimiento, mientras que el sector inmobiliario da cuenta de compañías quebrando, ventas bajas y alto stock de inventario. Los bancos, lejos de ser ideológicos, están actuando con responsabilidad. Desde una perspectiva de riesgo no parece responsable que éstos aumenten súbitamente su participación en el mercado. A fin de cuentas, discutir el aumento de financiamiento sólo equivale a preguntarse quién pagará la cuenta.

Es relevante destacar que las viviendas sociales -que pueden ser contra cíclicas- tampoco están siendo una alternativa viable, incluso cuando las familias cuentan con subsidios como el DS-49, que tiene una cobertura casi total del precio. Ello se explica porque la eliminación del Crédito Especial a las Empresas Constructoras (CEEC) impone costos extra a las alzas generales del sector, mermando aún más la rentabilidad de construir viviendas sociales.

Los fundamentos nos parecen indicar que una vez más el gobierno apunta en la dirección equivocada, pues el problema no son los bancos “coñetes”. A ellos no les corresponde velar por el desarrollo económico del país ni impulsar medidas procrecimiento, sino ser responsables en uno de los ciclos crediticios más contractivos de las últimas décadas. ¿No sería más prudente que el presidente deje de apuntar con el dedo y en cambio gestione medidas para acelerar la economía y fomentar la construcción?

 


Columna publicada en el Diario Financiero