Desencanto y distancia
Desde la época ilustrada se ha discutido la importancia de la esfera pública, que es donde las personas participan políticamente, y de la esfera privada, que es en donde la intimidad y la individualidad se desarrollan. Ambas están relacionadas y son cruciales para la democracia puesto que la formación del ciudadano ocurre en estos espacios. Y es que, si para aprender a convivir con personas que piensan distinto es necesaria una esfera pública sana, la expresión de la diversidad humana nace de una esfera privada rica. Sin embargo, producto de la pandemia y el ambiente político, estas esferas esenciales han tenido un desarrollo complejo, tal como muestra la última Encuesta de Opinión política de la Fundación P!ensa.
En cuanto a la esfera pública, el estudio revela que el “interés en la política” ha descendido significativamente. Si en los años 2020 y 2021 el número de respondientes que declaraba interés en esta actividad se mantuvo constante con un 35% y 36%, respectivamente, este año ese interés bajó a un 26%. Lo mismo se puede decir respecto al “interés en la actualidad del país”, el cual disminuyó de un 82% el 2020 hasta un 71% este año. Así las cosas, el contexto nos sugiere que el desarrollo de la convención constitucional y el clima político en general han afectado la manera en cómo las personas perciben su participación en política.
En lo que dice relación a la esfera privada, hay una disminución de los canales de comunicación ligados a la pandemia. Así, el número de respondientes de acuerdo con la afirmación “hemos podido desarrollar nuevos espacios de diálogo” descendió de un 70% el 2021 a un 58% en la actualidad. En un sentido análogo, los encuestados de acuerdo con la aseveración “hemos podido acercarnos más entre los integrantes del hogar” bajó de un 75% a un 65% en el mismo período. Los datos nos muestran que actualmente las personas están teniendo dificultades en la comunicación con los integrantes de su grupo familiar en un periodo en el que la sociedad afectada por este fenómeno mundial se está reconfigurando.
Es importante considerar los puntos anteriores como una base que nos permita avanzar en políticas públicas que sean sostenibles en el tiempo. En otras palabras, si entramos a la discusión de un nuevo proceso constitucional, no es posible perder de vista en el diseño y posterior aplicación de los mecanismos la realidad de la esfera pública y privada de las personas. La participación política es relevante para generar una democracia sana, pero de nada sirve proponer mecanismos si éstos no consideran la relación de los ciudadanos con el lugar que habitan. Así, partir de la información que nos muestra la Encuesta de Opinión Política en torno al estado de ambas esferas que forman al individuo nos puede llevar a generar mejores soluciones que, finalmente, nos ayuden a fortalecer nuestra institucionalidad.
Columna publicada en El Mercurio de Valparaíso