El rol público de las empresas
Señor director:
Juan Ignacio Eyzaguirre, en columna publicada este jueves, responde a Pablo Halpern con sus reflexiones sobre el rol público de las empresas. En su misiva, lo primero que llama la atención es la facilidad con que se “clarifica” la correcta definición de empresa, prescindiendo de un profundo debate que se ha acelerado en los últimos años. Pero fuera de eso, Eyzaguirre recurre a una serie de casos que abren más dudas que respuestas. Por ejemplo, asegura que el CEO de Disney fue despedido por enfrentarse al gobierno de Florida por la Ley “No digas gay”, omitiendo su accionar errático durante todo el proceso, que lo llevó a ser criticado por su pasividad frente al conflicto. Tampoco queda claro su ejemplo de Danone: ¿fue el CEO despedido por “figurar” en iniciativas de desigualdad y biodiversidad de la ONU o más bien por haber sido desplazado por sus competidores? ¿Qué hubiese pasado si – junto a sus intervenciones políticas – seguía consolidando el liderazgo de su compañía?
Así como el foco de Eyzaguirre está en intervenciones fallidas, erráticas o derechamente mal diseñadas, podríamos también poner sobre la mesa algunos casos de éxito, como el de Nike, que con su muy controversial campaña antirracista junto a Colin Kaepernick logró instalar un tema asociado a sus valores, generando un alza en el valor bursátil que se estimaba por entonces en 6 mil millones de dólares.
Pero el argumento de Eyzaguirre se vuelve aún más difuso en cuanto reconoce que las empresas sí pueden hacer explícita su preocupación por la incapacidad del Estado de resolver problemas sociales, compartiendo luego una lista taxativa sin criterios muy definidos. Al respecto, ¿por qué las empresas pueden expresar su preocupación por la inseguridad de las personas, pero no así por el centralismo, por la inclusión o por eventuales conflictos bélicos? ¿Como definimos esa lista de asuntos públicos -que el autor entiende como ajenos a la labor empresarial- en que sí podría ser deseable la intervención explícita de organizaciones privadas?
La discusión es interesante y, por lo mismo, debiésemos estar dispuestos a la sana reflexión, evitando caer en reduccionismos.
Carta publicada en El Mercurio