El tren Santiago – Valparaíso
“En diversas oportunidades se ha puesto sobre la mesa el anhelado proyecto del tren Santiago-Valparaíso, tanto a nivel de propuestas como de promesas de campaña. Sin ir más lejos, este gobierno ha señalado que la conectividad y la movilidad asociada al tren ocuparían un lugar preponderante en la agenda. Luces de aquello las dio el propio ministro de Obras Públicas, Juan Carlos García, al señalar en enero pasado que pretendía empujar prioritariamente el entonces cuestionado proyecto. Lamentablemente, sus declaraciones contrastan las del ministro de Transporte, Juan Carlos Muñoz, quien argumentó hace solo unos días que ve difícil concretar esta iniciativa. Deberá ser el propio Presidente Gabriel Boric quien zanje la diferencia.
De todas formas, vale la pena recordar que los argumentos favorables al tren Santiago-Valparaíso son sólidos. En efecto, el gobierno anterior reconoció que estamos ante un proyecto clave para el desarrollo de estas regiones, lo que fue respaldado por pre-estudios de proyecto que indican una rentabilidad social positiva de un 14,9% sin subsidios del Estado para ejecutarlo, como fue argumentado en el Consejo de Concesiones. Asimismo, la OECD sugirió en 2017 que nuestro país debe aumentar su infraestructura de transporte, lo que incluye, por cierto, fortalecer y promover otros medios -como el ferroviario- para llegar a la meta de un país desarrollado.
Es hora de comprender que Chile necesita balancear los diferentes modos de transporte, para lo cual se debe invertir en infraestructura pública que posibilite la diversificación. Para algunas regiones, el tren puede ser la llave que abra las puertas del desarrollo. Lo ocurrido hace algunos días con el infame taco de 12 horas en la Ruta 5 Sur debiese activar las señales de alerta. ¿Cuáles serían las consecuencias si ese episodio se replicara en tramos de la ruta 68 o 78, tensionando los ejes de infraestructura logística más importante del país?
Por estas y otras razones, consideramos importante que el ministro Muñoz aclare los motivos que han llevado al brusco cambio de opinión en torno al tren rápido por parte del Ejecutivo. En particular, es necesario que entregue los estudios que lo llevaron a emitir dicho juicio.
Solo contando con todos los antecedentes sobre la mesa la sociedad civil y la academia podrán aportar con sus miradas y propuestas.”
Columna publicada en La Segunda