La seguridad económica en el día a día
En las últimas semanas hemos conocido algunas excelentes noticias que aportan algo de tranquilidad al convulsionado escenario económico, como por ejemplo, la relacionada al superávit fiscal del año recién pasado. Sin embargo, es importante no perder consciencia respecto al momento que vivimos y que, probablemente, seguiremos viviendo durante el año 2023.
Un buen complemento a las cifras económicas que constantemente vamos conociendo es la percepción de las familias chilenas respecto a su propia situación laboral y financiera. Bien sabemos que no es fácil obtener datos periódicos de calidad que recojan estos temas, menos cuando se trata de territorios o zonas periféricas o alejadas de la capital. Por lo mismo, la reciente Encuesta de Calidad de Vida en la Región de Valparaíso, elaborada por Fundación Piensa y Caja 18 – cuyos résultados conocimos hace pocas semanas-resulta especialmente valiosa.
Hay varios aspectos interesantes a destacar cuando hablamos de seguridad económica. Por ejemplo, a diferencia de lo que sucedió el 2021 -periodo muy marcado por el fin de la pandemia-, los participantes del estudio tienden a mejorar la evaluación de varios aspectos relacionados a las condiciones laborales. El tiempo libre disponible, la estabilidad de sus posiciones y la cercanía a sus hogares son aspectos que aumentaron la valoración positiva en el último año. Pero, lamentablemente, estas buenas noticias no se traducen en igual valoración de los aspectos meramente económicos. Por ejemplo, solo la mitad de los encuestados de las comunas de Valparaíso y San Felipe creen que sus ingresos están acordes al mercado laboral. Algo similar sucede en otras comunas emblemáticas -como Concón, Villa Alemana y Quillota-, quienes consideran que sus trabajos les entregan menos seguridad económica que antes.
De esta forma, los resultados muestran una especie de dicotomía que debe ser analizada con cautela. Mientras la seguridad laboral tiende a estar mejor evaluada que el año pasado, la seguridad económica retrocede. Esta situación no es menor, pues desde hace bastante tiempo sabemos que cerca del 70% de los habitantes de la Región de Valparaíso declara no tener ninguna capacidad de ahorro. En el contexto de crisis económica que se avecina -marcada por la inflación y la incertidumbre-, este dato resulta particularmente complejo.
Hablamos de ciudadanos que han alcanzado una estabilidad demasiado frágil y que viven con el constante miedo de no poder sobrellevar una dificultad inesperada.
Esto último no es baladí, en cuanto tiene potenciales efectos relevantes en la salud individual y familiar de los chilenos. La misma Encuesta de Calidad de Vida nos muestra datos bastante inéditos al respecto. Por primera vez hemos podido observar que absolutamente todos los indicadores relacionados al bienestar individual -como la salud mental, física y la satisfacción con la propia vida- disminuyeron significativamente respecto del periodo anterior.
Todo lo anterior nos muestra que las necesarias medidas de reactivación económica que se requieren en la Región de Valparaíso -situación extensible a muchas otras ciudades de nuestro país- no solo son relevantes en términos macro, sino que también en función de mejorar el día a día de nuestros habitantes.
Columna publicada en El Mercurio de Valparaíso