Las prioridades de la ciudadanía

Las prioridades de la ciudadanía

“No puedes ir más rápido que tu pueblo”, dijo el Presidente Boric al explicar la debacle del
“Apruebo” en el plebiscito de salida de 2022. Pienso en esa frase ahora, luego de una
extraña conmemoración de los 50 años del golpe que deja un país más polarizado, con
una aprobación presidencial baja y una base de apoyo social que descansa principalmente en jóvenes sub-35 con buen pasar económico. Una cuña que ha envejecido mal cuando todo parece indicar que es justamente ese pueblo el que avanza a una velocidad que desajusta cualquier agenda sesentera.

A veces es bueno echar mano al pasado reciente para entender el presente. La Encuesta
de Opinión Política de Fundación P!ensa del 2020 mostraba que las principales prioridades de los habitantes de nuestra región eran la educación, la salud y las pensiones. Recién en el cuarto puesto aparecía la delincuencia con un 33% de menciones. A lo lejos, en el puesto 12, se asomaba la inflación con un insignificante 8%. Era otro Chile.

 

Pero el tiempo avanzó, así como la validación de la violencia, el descontrol de la
inmigración y los retiros de fondos previsionales. Y pandemia sanitaria, invasión rusa y
elecciones mediante, las prioridades de la gente también cambiaron. El 2023 la delincuencia encabeza la lista con un 71% de menciones, seguida de la inflación con un
37% y la corrupción y la educación, ambas con un 29%.

El problema de la inflación fue alertado en su momento, aunque sin mucho éxito. El 2021
un reconocido periodista se burlaba de los sensatos en una columna en la que afirmaba
irónicamente que “venía el cuco”. Pero lo cierto es que el cuco ya había llegado a los
hogares más humildes de la región. Según la encuesta P!ensa de ese año, un 17% de los
encuestados pertenecientes a los segmentos socioeconómicos bajos (D y E) estimaban
que el alza de precios era el principal problema que debía resolver el gobierno, porcentaje
muy superior al 7% de encuestados de grupos altos (ABC1) que pensaban de la misma
manera.

Volviendo al presente, ahora la inflación ocupa un lugar prioritario en la agenda política.
¿Qué cambió? Cambió que ahora esta afecta a todos por igual, sin distinguir nivel
socioeconómico. Y es que, si bien el porcentaje de primeras menciones en los segmentos
más bajos se mantuvo estable (19%), a ellos se suma un 24% de respondientes del grupo
más alto que hoy tienen la misma prioridad. Es interesante analizar el fenómeno que se produce a la inversa cuando hablamos de corrupción. Al hacer doble click podemos ver que el número de respondientes ABC1 que la menciona en primer lugar es idéntico al del año pasado -con un 13% de menciones-, sin embargo, en el segmento D y E esta aumenta 9 puntos, pasando de un 6% a un 15%. Así de escandalosas son las repercusiones del caso convenios: un porcentaje importante de las personas más pobres de la región prioriza el combate a la corrupción por sobre el desarrollo de derechos sociales.

Puede que esta información sea relevante para quienes buscan una explicación al bajo
apoyo del gobierno en sectores populares que, en teoría, debiesen identificarse con un
proyecto político de izquierda. Pero quizás sea más útil para comprender que el mundo
actual es bastante más complejo y no admite una reducción ideológica en clave populista.
Seguir insistiendo en esa retórica no solo es deshonesto a la luz de la evidencia, sino que
además lleva a la ilusión de pensar que se avanza en línea recta cuando no se hace más
que correr en círculos.

Columna publicada en El Mercurio de Valparaíso