Más allá de la universidad

Más allá de la universidad

Durante más de dos décadas, los resultados anuales de las pruebas estandarizadas para el ingreso universitario en Chile muestran la misma tendencia: los colegios privados superan significativamente a los públicos y subvencionados. Esto, salvo contadas excepciones, evidencia una desigualdad estructural en el sistema educativo. Observando estos resultados, algunos expertos destacan que en nuestro país el acceso a la universidad está influenciado principalmente por la capacidad económica de las familias, es decir, las que pueden pagar un colegio particular, afectando con ello a los sectores más vunerables que reciben una preparación más precaria para enfrentar las pruebas de admisión, reduciendo sus oportunidades de acceder a una mejora sustancial de vida.

Ahora bien, para ingresar a la educación universitaria hay tantos mecanismos de selección como formas de ingreso. Esto estará determinado por el país, el gobierno u otras determinantes sociodemográficas o culturales del lugar. No importa si el país es comunista, liberal o socialdemócrata, la selección siempre suele ser una realidad, en cuanto los recursos son limitados y los caminos exigentes.

Entonces, a veces no es necesario explicar las cosas de otra manera y darle vuelta a un tornillo que está rodado. Quizás no toda la educación ofrecida por los colegios (sean estatales o privados) deba tener por fin conceder herramientas para ingresar a la universidad a carreras tradicionales, altamente demandadas y con vocación científico-humanista. Como alternativa, parece necesario potenciar y relevar la educación técnico-profesional. Considerando esta realidad, el asunto de la calidad no puede ser solo medido en función del eventual puntaje PAES, sino que abarca aspectos mucho más profundos. El problema es que en todos esos frentes estamos fallando, por lo que surge la necesidad de pedir explicaciones a las autoridades por la precaria y desventajada condición del servicio que se ofrece, particularmente en el segmento de la educación escolar media.

Una radiografía que nos puede ayudar a comprender cómo se percibe la educación en nuestra región es la Encuesta de Calidad de Vida de Fundación P!ensa. Esta nos indica que la calidad de la enseñanza media es evaluada positivamente solo por un 23% de los encuestados, 14 puntos menos que el año anterior. Es un resultado doloroso. Pero esto no es todo, la disponibilidad de la educación media también bajó de un 47% a un 31% de valoración positiva. Lo anterior no solo es llamativo por las cifras, sino porque en este instrumento el sistema educacional no tenía variaciones significativas. Por lo tanto, podrían ser el reflejo de algo que no tiene relación con elementos estructurales, sino más bien con aquellos coyunturales.

Lo que está detrás de toda esta situación es que equilibrar las oportunidades de acceso a la educación superior (sea universitaria o técnica profesional) no es una tarea que se esté abordando de la manera adecuada. Hay jóvenes con mucho talento y condiciones para estudiar y que, por muchos motivos propios de responsabilidad del Estado, no están logrando sus objetivos.


Columna publicada en El Mercurio de Valparaíso