Pago electrónico en el transporte público

Pago electrónico en el transporte público
30 DE JUNIO DE 2020/VIÑA DEL MAR una mujer espera micro en calle Arlegui, luego de anuncio de dirigentes del sector de un paro indefinido de micros en la zona, debido a el bajo en sus ingresos y la poca ayuda del gobierno en este contexto de pandemia Covid-19 FOTO: MIGUEL MOYA/AGENCIAUNO

“La encuesta de origen destino del año 2014 nos revela que en un día laboral se realizan 2.295.100 viajes en el Gran Valparaíso, de los cuales casi 1.600.000 son motorizados. A pesar de que se trata de un dato desactualizado, nos puede dar una orientación del cómo viajamos en nuestras ciudades.

Esta radiografía, cuando se revisa en detalle, nos da luces sobre una de las falencias que tiene nuestro sistema de transporte público, específicamente, en la combinación de los modos de transporte. Y es que, si uno revisa los datos, nos damos cuenta que los modos más utilizados son el automóvil, con un 29,4% de los viajes; los buses urbanos, con un 26,3%, y Nas caminatas, con un 26,1%. El resto lo comparten los taxis colectivos, el metro, los ascensores, los modos combinados y otros (motos, vehículos de empresas, transporte escolar y transporte informal). Esta interacción de los medios de transporte -cuando es baja- denota una subutilización, lo que a la larga encarece los costos.

Una de las formas de abordar este problema consiste en fomentar el uso combinado de los medios de transporte a través de un solo medio de pago electrónico. Ahora bien, ¿de qué hablamos cuando decimos pago electrónico? Pues nos referimos a una tarjeta como las que se utilizan en el metro de Valparaíso, la cual se activa con un dispositivo a la entrada del microbús. ¿Qué ventajas tiene? Es más seguro, debido a que el chofer no maneja dinero en efectivo; permite subvencionar a la tercera edad, a los escolares e incluso a los choferes, puesto que es compatible con pases escolares y con las tarjetas de adulto mayor; y permite estratificar las tarifas dependiendo de la cantidad de viajes combinados que se realicen, reduciendo los costos.

Con todo, quizás una de las ventajas más importantes es que permitiría determinar casi en tiempo real cómo se mueven las personas en nuestras ciudades. Con esa información se podrían generar diagnósticos precisos para mejorar la prestación del servicio de transporte, cuestión que hoy no ocurre, puesto que las estadísticas en esta materia suelen estar desfasadas.

Ahora bien, a pesar de que esta herramienta es una condición necesaria para avanzar hacia un transporte público integrado, algunos gremios de conductores se niegan a su implementación, ya que elimina las ganancias informales que perciben. Al mismo tiempo, hay otros flancos por los que la modernización del pago puede ser atacada. Primero está la evasión, aunque esta forma de pago más bien permite cuantificar y atacar este problema que, actualmente, es parte de las ganancias informales del gremio. Lo segundo dice relación con quién será el administrador financiero que distribuiría los recursos entre las entidades de transporte, tema que, sin duda, genera tensiones, pero que debe ser discutido.

De cara a la opinión pública, es importante avanzar en soluciones que sean palpables por la ciudadanía. El pago electrónico avanza justamente en esta dirección, pues permite transmitir a las personas que las autoridades están preocupadas en avanzar en aquellas soluciones que van en beneficio de la sociedad, como lo es utilizar dos transportes públicos (metro y micro, por ejemplo) a una tarifa reducida y unificada.”

Columna publicada en El Mercurio de Valparaíso