A raíz del Caso Convenios, el director ejecutivo de Fundación Piensa, Juan Pablo Rodríguez, mencionó a La Tercera, mencionó que se horadó “la reputación de muchas organizaciones que hacen una gran labor”.
En un año marcado por la revelación de millonarios y poco controlados convenios entre algunas fundaciones y diversas instituciones del Estado, un estudio de Cadem da cuenta de que la polémica salpicó a buena parte de las organizaciones sin fines de lucro, las que, aun sin estar involucradas, vieron entorpecido su trabajo. Las mismas ONG así lo refrendan y detallan cómo les ha afectado esta situación.
Poco más de medio año ha transcurrido desde que en junio el medio Timeline de Antofagasta destapara los líos de platas por convenios entre fundaciones y algunos órganos del Estado, probablemente el mayor escándalo del año en Chile. Y aunque el caso sigue con aristas abiertas que se irían cerrando durante 2024, lo cierto es que estos últimos meses han marcado un antes y un después para las fundaciones en general, indistintamente de su culpabilidad o, incluso, participación.
Para la ciudadanía, la controversia que aún busca responsables salpicó sin miramientos al mundo de las fundaciones. O así al menos lo refleja un estudio de Cadem que tenía por objetivo explorar y comprender las percepciones, conocimiento y valoración que la ciudadanía tiene respecto de las fundaciones, intentando entender cómo son mapeadas y cuáles son los atributos que determinan una mayor o menor valoración en uno de los años en que más se ha hablado de ellas.
Lo primero que queda de manifiesto en el estudio es que los líos de platas no pasaron desapercibidos. No al menos para los 1.000 casos encuestados. De ellos, el 85% declaró conocer y oído hablar del tema, mientras que para el 77% de quienes conocen de la situación, el caso responde “principalmente a un problema político”. Por el contrario, apenas un 17% cree que se trata de un problema de las fundaciones y un 6% no sabe o no responde.
“El caso está asociado y radicado en un partido político y de alguna manera en una estrategia de obtener dineros del Estado por parte de personas vinculadas a ese mundo; el ministro Giorgio Jackson tuvo que salir por eso; está Catalina Pérez y los dos personajes que están presos vienen de Revolución Democrática. Por eso se percibe que el caso es un tema político”, cree Roberto Izikson, gerente general de Cadem.
Hay, eso sí, diferencias en esta percepción al momento de adentrarse en la identificación política de las personas: 90% de quienes se declaran de derecha o centro derecha creen que es un problema político, mientras que 69% de quienes dicen ser de izquierda o centro izquierda lo piensan así.
Como sea, lo cierto es que los líos de platas parecen haber golpeado a todas las fundaciones u organizaciones sin fines de lucro casi por igual. “El caso fue un duro golpe a la imagen de todas las fundaciones. Creemos que la opinión pública en general ha sabido separar la paja del trigo, para no hacer pagar a justos por pecadores, pero no podemos desconocer los duros perjuicios financieros que ha generado el caso”, cree Juan Cristóbal Romero, director ejecutivo del Hogar de Cristo, quien añade que “aunque el discurso políticamente correcto es decir que no todas las fundaciones son iguales, todas, incluyendo las de probada experiencia y prestigio, nos hemos visto perjudicadas de alguna manera”. Romero dice que el mundo de los aportes públicos ha sufrido dos tipos de impacto: congelamiento de fondos regionales que estaban en proceso y se demoraron, además del financiamiento para las aulas de reingreso.
Juan Pablo Rodríguez, director ejecutivo de Fundación P!ensa, coincide en el análisis: “Uno de los aspectos más negativos del caso fue sembrar un manto de dudas respecto la labor muchas fundaciones que, como manifestación de la sociedad civil desplegada, contribuyen decididamente a solucionar problemas públicos”. Asimismo, asegura que los convenios develados “horadaron la reputación de muchas organizaciones que hacen una gran labor”.
Al momento de preguntarle a los encuestados cuán de acuerdo estaban con que ese tipo de instituciones está en crisis, 68% dijo estar de acuerdo o muy de acuerdo, mientras que apenas 16% señaló estar en desacuerdo o muy en desacuerdo.
Sin embargo, esta apreciación tiene matices a la hora de analizar quién contesta la pregunta: 50% de quienes dicen no tener algún tipo de relación con fundaciones (donantes, voluntarios, beneficiario o con cercanos trabajando ahí; 53% de la muestra) están de acuerdo o muy de acuerdo con que ellas están en crisis. Por el contrario, 71% de quienes sí tienen relación con fundaciones señalan estar de acuerdo o muy de acuerdo con que esto es así. Es decir, a mayor cercanía con las fundaciones, mayor es la creencia de un estado de crisis.
Hace un tiempo, Benjamín Díaz, director ejecutivo de Teletón, decía a La Tercera que casos como el de los líos de platas “nos hacen mal, más encima en un momento que no es el mejor (…), da mucha pena porque hay fundaciones, no solo la Teletón, que quieren hacer el bien y que creen que las sociedades mejoran con el trabajo colaborativo entre los privados, el gobierno y los que queremos impulsar cambios sociales. Es un ruido destructivo para todos porque finalmente nos hacen incluso refugiarnos, encapsularnos y no hacer las cosas que promovemos”.
Asimismo, Anne Traub, directora ejecutiva de Fundación Familias Primero, dice que después de lo ocurrido “se dificultó aún más el acceso a recursos y pagamos quienes realmente actuamos de manera honesta y efectiva. Se generó un manto de dudas sobre todas las fundaciones en general, poniendo en tela de juicio la clave labor que hacen a la sociedad, porque suelen llegar en un tiempo y forma más expedita que el Estado”. Y cierra: “Es imperativo que esto culmine con responsables y sanciones para que se reestablezcan las necesarias confianzas”.
Para Izikson, lo que muestra este estudio es que efectivamente los líos de platas abrieron “una crisis en relación a todas las fundaciones, incluso aquellas que vienen ligadas a otros mundos”. Añade que esto, según su apreciación, está asociado “principalmente a los niveles de transparencia necesarios sobre cómo las fundaciones obtienen financiamiento”. Eso sí, el gerente general de Cadem también advierte que lo que pesquisó el estudio es que no está en crisis la relevancia y el aporte que hacen las fundaciones a Chile.
En efecto: para la mayoría de las personas encuestadas las fundaciones son un aporte al país. En tal sentido, 59% piensa que es muy importante para Chile que existan fundaciones organizadas por privados que no tengan fines de lucro, 23% cree que es algo importante, 11% que es poco o nada importante, mientras que 7% no sabe o no responde.
En esa línea, 41% contesta que Chile sería un peor país si no existieran las fundaciones, 37% señala que igual, 11% que mejor y cifra idéntica no sabe o no responde.
Asimismo, según la encuesta de Cadem, las personas están convencidas que las fundaciones tienen un impacto positivo y reflejan nuestra solidaridad. Al preguntar cuán de acuerdo se está con que las fundaciones u organizaciones sin fines de lucro son necesarias, “ya que generan un real impacto positivo en la sociedad”, 76% dice estar de acuerdo o muy de acuerdo (17% en desacuerdo o muy en desacuerdo). Por otro lado, 68% señala estar de acuerdo o muy de acuerdo con la afirmación de que “las fundaciones u organizaciones sin fines de lucro tienen una motivación genuina de contribuir a la sociedad”. Finalmente, 65% asevera estar de acuerdo o muy de acuerdo con que “las fundaciones u organizaciones sin fines de lucro reflejan la solidaridad de los chilenos”.
La situación, eso sí, cambia al momento de analizar a las fundaciones empresariales, porque allí son las emociones negativas las que más se relacionan a ellas, con “desconfianza” -30%- superando a otros conceptos como “gratitud” (18%), “confianza” (9%)o decepción (6%).
Es más: las personas reconocen que las fundaciones empresariales buscan beneficios para las propias empresas: 80% de las personas asegura estar de acuerdo o muy de acuerdo con que las empresas aportan a las fundaciones u organizaciones sin fines de lucro para mejorar su reputación, así como 75% piensa que las empresas donan a las fundaciones u organizaciones sin fines de lucro para reducir impuestos.
Sobre el final del trabajo, Cadem hizo una pregunta de respuesta múltiple: “¿Cuáles crees que son los principales desafíos a los que se enfrentan las fundaciones u organizaciones sin fines de lucro en la actualidad?”. Y ahí las personas contestaron mayoritariamente que debía ser el “someterse a fiscalizaciones respecto al origen y administración de sus recursos”, seguido de “comunicar las formas en que obtienen financiamiento”.
Zoom a las fundaciones
El estudio, además, abordó la imagen y posicionamiento de las fundaciones, con algunas evidentemente más recordadas que otras. Algunas, indudablemente, son parte del colectivo. Así por ejemplo, Teletón es, por lejos, la que más se viene espontáneamente a la cabeza, con 20% de los encuestados señalándola. Más atrás aparece Hogar de Cristo (9%), Fundación Las Rosas (8%), Democracia Viva -la más apuntada por los líos de platas- (7%), Techo (5%), Coaniquem (4%), Fundacion Mi Casa (2%) o Fundación Integra (2%). ¿ProCultura? Un 1% de los encuestados la menciona, tal como a Fundación Educacional Luksic, Caritas Chile o María Ayuda.
“Parece totalmente novedad que entre las cinco fundaciones más mencionadas espontáneamente aparezca Democracia Viva. Habla del efecto que tiene en la imagen colectiva el caso. Probablemente, que se le llame a veces ‘Caso Fundaciones’ no ayudó nada a aquellas que hacen su trabajo de buena manera”.
En ese orden, al preguntarle a la gente cuáles son las principales necesidades en las que fundaciones empresariales o sin fines de lucro deberían aportar, hay tres aspectos que tienen mayor relevancia: superación de la pobreza, atención a la tercera edad y educación.
Noticia publicada en La Tercera