“Una invasión a gran escala, como la que Hitler perpetró contra Polonia el 1 de septiembre de 1939, que dio inicio a la Segunda Guerra Mundial, es la que el mundo estaría observando en Ucrania desde el jueves pasado, cuando la maquinaria de guerra y más de 190 mil soldados rusos desplegados en la frontera avanzaron al interior de esa exrepública soviética, a cuya capital, Kiev, llegaron el viernes.
Bajo el pretexto de proteger a las personas de las regiones ucranianas separatistas prorrusas de Donetsk y Lugansk, autoproclamadas repúblicas populares, de lo que denominó “abusos y genocidio” del Gobierno ucraniano, y desmilitarizar y “desnazificar” ese país, Putin ordenó la “acción militar especial” desoyendo las anunciadas sanciones de Occidente, y hasta el sábado había atacado objetivos militares en Kiev y al menos otras diez ciudades, pero el Gobierno cifraba ese día en 198 las bajas civiles producto de los bombardeos, así como más de 1.100 heridos.
Mientras eso ocurría, Putin instaba a los militares de Ucrania a tomarse el poder, asegurando que con ellos “será más fácil llegar a un acuerdo”; el presidente del país atacado, Volodimir Zelenski, le pedía que iniciaran negociaciones “para detener la muerte de seres humanos”, y los líderes de la OTAN reunidos en una cumbre aseguraban que “”los objetivos del Kremlin no se detienen”” en Kiev, al tiempo que se iniciaba el despliegue de tropas de “”respuesta rápida”” de ese tratado en países fronterizos con Ucrania y Rusia.
El académico de la Universidad Adolfo Ibáñez Tomás Villarroel, doctor en Historia Contemporánea en la Julius-Maximilians Universität Würzburg, Alemania, y experto en historia europea, analiza el trasfondo de esta crisis considerada la más grave en ocho décadas en ese continente.
UCRANIA, LA “PEQUEÑA RUSIA”
- Desde la caída de la Unión Soviética en 1991, Rusia se ha involucrado en dos guerras en Chechenia, en Georgia y en Ucrania 2014, siempre en apoyo a separatistas prorrusos. ¿Qué busca ahora con esta intervención militar?
- Lo que parece buscar la Rusia de Putin es crear una suerte de cerco sanitario en torno al territorio de Rusia, en virtud del cual bajo ninguna circunstancia Ucrania pudiera llegar a ser integrante de la OTAN. La posibilidad de que más países de Europa del Este pudieran llegar a ser parte de la OTAN o de la Unión Europea es un escenario que Putin interpreta como una amenaza existencial para Rusia. Pero más allá del discurso oficial y de los miedos de Moscú, hay un elemento histórico-cultural que ha impulsado a Putin a la invasión de Ucrania. Este consiste en la visión moscovita de Ucrania como la cuna histórica de Rusia (el Rus de Kiev) y como la “pequeña Rusia” Por esta razón se le niega a Ucrania el derecho a existencia como estado soberano y como entidad auténticamente independiente.
- Putin plantea que busca “proteger a las personas que son objeto de abusos y genocidio del régimen de Kiev, así como desmilitarizar y desnazificar Ucrania”. ¿Qué hay detrás de esos argumentos?
- Lo que hay detrás de esos argumentos es una justificación fácil y simplona, si se quiere una coartada, para fundamentar una agresión e invasión como no se ha visto en Europa desde 1939, cuando la Alemania nazi invadió Polonia. Demás está decir que cuando se habla de “desnazificación” y de “genocidio” no se trata sino de una inversión de los términos.
La lógica de Putin es la de decir que vamos ir en ayuda de todas las minorías rusas que estén siendo supuestamente maltratadas y perseguidas. Cuando se usan los términos “desnazificación” o “genocidio” obviamente se trata de difusión de información falsa o “fake news”.
EL FRACASO DE LAS SANCIONES
- Dado que hasta el cierre de esta edición la OTAN no desplegaba tropas de combate en Ucrania, ¿qué va a pasar en ese país? ¿En qué situación quedarán las regiones de Donetsk y Luhansk?
- Esa parece ser una gran interrogante aún abierta. Es difícil determinar lo que Putin está viendo actualmente y cuál será su siguiente jugada. Con todo, sus propias declaraciones apuntan al descabezamiento del gobierno ucraniano encabezado por Zelensky y su reemplazo por uno prorruso, lo cual no sería sino un gobierno títere. Otra opción, menos probable, sería la incorporación abierta y sin tapujos de Ucrania a Rusia. Si las así llamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk pasarán a ser formalmente parte del territorio ruso, también es una pregunta abierta, pero es un escenario posible.
- ¿Son suficientes las sanciones económicas y que Alemania paralice el gasoducto ruso Nord Stream 2 para persuadir a Putin?
- Todo parece indicar que no. Las sanciones anunciadas por los países occidentales y la paralización del gasoducto por parte del gobierno alemán apenas han rozado a Putin y ningún anuncio ha detenido el avance de los tanques rusos sobre Kiev.
Hay que decir además que las sanciones de los Estados Unidos y de los países de la Unión Europea han sido muy débiles. Con todo, Putin parece estar dispuesto a pagar un precio considerable y transferir esos costos a la población. Hay que ver cómo se desarrolla ese aspecto.
- La presidenta de la Comisión Europea expresó que este conflicto demuestra cómo las autocracias están desafiando a las democracias en el mundo de hoy. ¿Qué opina?
- La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, acierta. Me parece que efectivamente se da ese fenómeno.
Aquí nos encontramos no ante una operación encubierta como en el 2014 cuando Rusia anexionó Crimea y después escindió partes del Donbass de Ucrania. Acá nos encontramos con una invasión abierta, sin caretas, ni fachadas, en la cual una potencia como Rusia agrede militarmente a un país menor con descaro y sin escrúpulos morales. En este sentido, es un claro desafío de una autocracia a las democracias occidentales. Algo similar se podría decir de Turquía o China.
¿LABORATORIO PARA OTRAS AUTOCRACIAS?
- ¿Y China? Marcelo Masalleras, de AthenaLab, dice que esta crisis “constituye un excelente laboratorio de pruebas que puede aprovechar, dadas algunas semejanzas a su situación respecto de Taiwán”
- Me parece acertada la analogía. Lo que está pasando en Ucrania puede servir de suerte de laboratorio para otras autocracias o dictaduras, en este caso para China-Taiwán. Del mismo modo como lo fue el precedente de Crimea el 2014 para la misma Rusia. Se podría interpretar que Crimea 2014 fue un laboratorio de pruebas en el que Rusia midió y testeó cuáles eran las capacidades militares y de resistencia del estado ucraniano así como cuáles eran las reacciones y sanciones del mundo occidental. El resultado de ese test fue – aparentemente- positivo para Rusia. Aprobado ese test fue por el resto de Ucrania. En el caso de Taiwán hay cierta semejanza con el nexo Rusia- Ucrania, en el sentido de que en Pekín se ve a la isla como una “”hermana menor”” de China.
- ¿Qué se puede esperar de este conflicto en el corto plazo, ya que el mismo Putin desestimó poner fecha de término a la intervención rusa? ¿Una conflagración a mayor escala?
- Dado que es difícil mirar las cartas con las que está jugando Putin, no resulta fácil anticipar ni siquiera cómo será el desarrollo en el corto plazo. Que el jefe de estado ruso desestime poner fecha de término es una mala señal.
Efectivamente cada vez se escuchan más voces que dicen que Putin no se detendría con la conquista de Kiev y el derrocamiento del gobierno democrático de Ucrania, sino que podría hacer avanzar sus ejércitos más allá. En ese caso, y si avanza sobre países miembros de la OTAN de Europa del Este (por ejemplo los Países Bálticos), la conflagración sería de gran escala. En ese supuesto la OTAN se vería obligada a salir de su posición defensiva actual y a atajar la agresión. Ese sería un escenario tan grave como dramático.
Cada vez se escuchan más voces que dicen que Putin no se detendría con la conquista de Kiev y el derrocamiento del gobierno democrático de Ucrania, sino que podría hacer avanzar sus ejércitos más allá.