Por qué Kast pasó a ser el voto útil

Por qué Kast pasó a ser el voto útil

Un segmento menor pero potencialmente decisivo del electorado opositor se empieza a preguntar quién tiene mayor probabilidad de vencer a Jeannette Jara. Hoy, esa lógica parece alinearse con José Antonio Kast.


El voto útil. Es la decisión de no votar por la opción que más gusta y apoyar la alternativa con más opciones de lograr el objetivo estratégico. En la presidencial, consiste en votar en primera vuelta para evitar el triunfo de la opción menos preferida.

  • Lo que sigue es un análisis descriptivo que soslaya la cuestión filosófica en torno al mal menor y si acaso votar tácticamente instrumentaliza al candidato y desvirtúa la expresión auténtica de preferencias y, en consecuencia, el sistema democrático.

¿Hay voto útil en Chile? Una importante corriente de opinión sostiene que el voto estratégico es marginal y no influye decisivamente en el resultado.

  • Si bien puede intuirse que el voto obligatorio reduce el peso relativo del voto útil –ya que es improbable que ese elector haga razonamientos estratégicos- sigue siendo un aspecto relevante para una porción del votante habitual.
  • Un estudio de Datavoz de hace una semana señala que un 18% de electorado es un “voto potencialmente útil”. Dentro de este universo, un 65% declara que su voto en primera vuelta está motivado para evitar el triunfo de la candidatura que más rechazan, lo que sugiere que el voto estratégico se basa más en el rechazo que en la adhesión.
  • Lo anterior implica que cerca de uno de cada cinco votantes consideraría actuar de forma estratégica y cerca de uno de cada diez ya lo contempla en su intención de voto actual.
  • Ahora bien, esto se distribuye en todas las candidaturas lo que, a juicio de Datavoz, implica que el efecto real del voto útil se da solo cuando dos o más candidaturas están en empate técnico y que, por lo tanto, “si masivamente la población coincide en las candidaturas que creen que pasarán a segunda vuelta, los incentivos para el voto útil, y por ende su impacto, se diluyen”.

Kast, el nuevo voto útil. En los últimos dos meses, la competencia entre los candidatos de oposición se ha estrechado y se ha vuelto más competitiva, escenario propicio para que parte del electorado ejerza un voto estratégico.

  • La señal que ordena. Antes de la veda de encuestas, Kast ha concentrado de manera estable la expectativa de triunfo presidencial, lo que suele inducir coordinación táctica y atraer a quienes optan por el “caballo ganador”.
  • Distancia en primera vuelta. Cuanto mayor sea la brecha de Jara sobre el segundo en la primera vuelta, mayor será su probabilidad de triunfo en el balotaje. De ahí el mensaje de Kast en el último mes: “no te des más vueltas y ganemos la primera vuelta, cámbiate a Kast”.
  • Competitividad no siempre vive en el centro. Con voto obligatorio, el más centrista no es necesariamente el más competitivo en segunda vuelta. A pesar de lo sostenido por el comando de Matthei, las mismas encuestas antes de la veda muestran que Kast es tanto o más competitivo e incluso vencería a la propia Matthei en un cara a cara. Ello se explica, en parte, porque el votante obligado es menos ideológico y no se ajusta a una lectura lineal de preferencias en el eje izquierda–derecha.
  • El cuello de botella de Matthei. Aunque Matthei y Kast muestran un desempeño casi idéntico en un eventual balotaje con Jara, el votante estratégico advierte los problemas estructurales de la candidata de Chile Vamos para llegar a segunda vuelta: gran brecha con el segundo, baja transversalidad del voto, un centro que no ha rendido y muy baja expectativa de triunfo.
  • La apuesta por un supuesto “voto oculto concertacionista” parece más ilusión que realidad, y el oficialismo intenta contenerlo con el nuevo protagonismo de Tohá en la campaña.
  • La caja de Pandora de Kaiser. El nacional libertario no sólo aparece menos competitivo que Kast y Matthei en segunda vuelta, sino que, por su mayor nivel de rechazo, menor nivel de conocimiento y experiencia política, su eventual paso al balotaje abriría un escenario menos predecible y el votante estratégico es averso al riesgo.
  • Efecto boomerang. La tendencia al alza de Kaiser puede ser un arma de doble filo: ante la posibilidad que pase a segunda vuelta, podría producirse retorno de voto identitario e informado hacia Kast (electores que querían “dar una señal” pero, ante el riesgo, prefieren la opción más segura) y un trasvasije desde Matthei a Kast, dada la baja probabilidad de que ella llegue al balotaje y la importancia de acortar la brecha con Jara en primera vuelta.
  • Gobernar también es tender puentes. Kast se ha convertido en el centro de la oposición: además de ser el favorito, mantiene vasos comunicantes con Matthei y Chile Vamos (su origen) y con Kaiser y Nacional Libertarios (aliados parlamentarios). No sólo se gobierna con votos; se gobierna con puentes. A medida que se acerca la elección, una fracción del electorado deja la lógica identitaria y privilegia la estabilidad que ofrece mejor estructura para gobernar.
  • El techo de la radicalización. La radicalización del discurso de Kaiser la última semana puede ayudarle a sostener intención de voto, pero también refuerza la percepción de que no construye mayoría en segunda vuelta, aportando razones estratégicas para inhibirse de votarlo.

Hora clave. En el tramo decisivo, los incentivos tácticos se alinean menos por simpatías y más por señales duras: viabilidad para pasar, ventaja en balotaje y capacidad para articular mayorías.

  • Bajo esas tres variables, el tablero se está reordenando alrededor de Kast, no como gesto identitario, sino como resultado de una lectura fría del riesgo y la gobernabilidad. En la hora clave, la política premia a quien concentra expectativas y teje alianzas.

Columna publicada en Ex Ante