Caso Monsalve I

En la audiencia de cautela de garantías en el caso Monsalve, nos enteramos de hechos inquietantes. El ex subsecretario, además de haber dado instrucciones a la policía para obtener imágenes de las cámaras del hotel donde presuntamente violó a una subalterna, habría ordenado la pericia de su teléfono y establecer contacto con la víctima.
Hasta ahora, hay al menos tres certezas. Primero, Monsalve no asistió al balance de Fiestas Patrias debido a un estado de ebriedad, abandonando sus responsabilidades oficiales. Segundo, usó su autoridad sobre la policía para fines personales, lo que constituye un evidente caso de “desviación de poder” y un acto de corrupción. Tercero, el Presidente lo mantuvo en el cargo a pesar de estar al tanto de la denuncia en su contra, solicitando su salida una vez que la noticia fue revelada por un medio nacional.
Mientras esperamos que la justicia determine la responsabilidad penal del ex subsecretario, resulta sorprendente que aún no se haya hecho valer la responsabilidad política de su superior directa, la ministra del Interior, Carolina Tohá. ¿Cómo es posible que la ministra no estuviera al tanto del comportamiento de su subalterno, y peor aún, que no haya tomado acción ante las graves acusaciones? Si el gobierno aplicara para sí mismo la misma vara con la que exigía renuncias cuando estaba en la oposición, quizás podría evitar que su credibilidad siga desmoronándose.
Carta publicada en La Segunda