El abandono de Los Lagos

El abandono de Los Lagos

Durante el último periodo (2021-2024), de los 30 alcaldes posibles en la región de Los Lagos solo 6 eran de derecha. Asimismo, de los 186 concejales solo 41 pertenecían a ese sector. Hoy la situación es diametralmente opuesta. Entre Chile Vamos y Republicanos más que duplicaron sus alcaldes, alcanzando el 39% de los votos y recuperando comunas emblemáticas como Frutillar, Chaitén y Puerto Montt, capital regional que nunca, desde el retorno a la democracia, había sido administrada por un edil de derecha. Por si fuera poco, el remezón en Los Lagos incluso se extendió a la gobernación, en donde en pocos días se deberá decidir quién será la máxima autoridad regional entre dos candidatos de oposición, la republicana Claudia Reyes y el RN Alejandro Santana.

La situación de la ciudad de Puerto Montt, en particular, es bien interesante a la hora de analizar el fenómeno de Los Lagos. Hablamos de un centro urbano que, como muchos otros en el país, ha atravesado en los últimos años por un periodo de especial decadencia. Si no fuera por el precioso proyecto de la nueva costanera, no existirían muchas cuentas positivas en la zona. El reciente escándalo de Gervoy Paredes es solo un síntoma de este fenómeno: un alcalde desaforado que durante estos días se encuentra en prisión preventiva por eventuales delitos de cohecho, fraude al Fisco, enriquecimiento ilícito y lavados de activos. Para un puertomonttino todo lo sucedido en torno al exedil difícilmente sea muy sorpresivo, lo que hace la situación aún más lamentable. Desde hace tanto que han tenido que lidiar con el abandono y con personeros públicos y privados que han terminado por destruir todo, con licitaciones fraudulentas, sobornos y grandes proyectos inmobiliarios que solo afean el territorio. Una ciudad que para muchos inescrupulosos se transformó en un “llegar y llevar”, con total impunidad.

Lo curioso de Puerto Montt es que no se trata necesariamente de un territorio con una trayectoria de decadencia económica, sino que más bien de abandono de sus elites. Y es precisamente esa indolencia la que han visto los habitantes por décadas, acumulando impotencia y algo de desesperanza.

Los ánimos actuales y la historia de desinterés por la región de Los Lagos hoy termina dándole una oportunidad histórica a la derecha, pero en ningún caso eso representa un cheque en blanco. Los habitantes de estos lugares, con razón, sienten algo muy cercano a la rabia, sentimiento que en política puede ser bien aprovechado por discursos populistas y demagogos que representan una seria amenaza a las democracias liberales. Por lo mismo, si se continúa estando por debajo de las expectativas, lo más probable es que no haya más oportunidades en el corto plazo, ni para la derecha ni para la izquierda. Quienes gozarán los frutos de esa rabia serán otros, con proyectos que no necesariamente se cimentan en los caminos adecuados.

 


Columna publicada en El Llanquihue