El último año del Presidente Boric

El último año del Presidente Boric

Tras tres años de desafíos políticos y sociales —elecciones recurrentes, creciente preocupación por la seguridad y continuidad del status quo—, el Presidente Boric enfrenta la recta final de su gobierno. Con alta probabilidad de que la izquierda pierda el poder en la elección presidencial, estos últimos 14 meses serán clave para intentar dejar un legado.

¿Qué prioridades podría impulsar para dejar una huella imborrable? Resulta inevitable pensar en la reforma de pensiones. Este proyecto exige consenso político y escuchar a los expertos para garantizar un sistema sostenible que proteja el ahorro individual, fomente la cotización formal y mejore la calidad de vida de los pensionados. Su aprobación sería un logro histórico. Sin embargo, se ve difícil que esto se concrete si consideramos las recientes declaraciones del presidente, quien, en un tono airado, dio a entender que el gobierno ya ha cedido demasiado desde la propuesta inicial.

Otro desafío importante es la permisología. La inversión minera promete crecer en 2025, y la resolución de algunas incertidumbres tributarias y legales -como el royalty y los procesos constituyentes- ha permitido recuperar la confianza y retomar proyectos relevantes. Este mismo enfoque es necesario en otros sectores: establecer plazos claros de tramitación de las iniciativas privadas y facilitar procesos transparentes hará que la inversión siga siendo atractiva y sostenible en el tiempo.

Por último, pero no menos importante, sigue existiendo una deuda en materia de descentralización. Pese a las expectativas de contar con el primer presidente nacido fuera de Santiago desde Patricio Aylwin, las iniciativas del gobierno en torno a este tema se vieron frenadas o relegadas por la aparición de escándalos y otros acontecimientos que han generado sospechas en el proceso de descentralización.

Quizás esto explica la paralización del proyecto de rentas regionales o el tímido traspaso de competencias desde el nivel central hacia los gobiernos regionales, a lo que se suma la escasa promoción de proyectos de infraestructura relevantes fuera de Santiago.

Si bien la descentralización no ocupa un lugar central en la agenda política ni aparece en los titulares de los principales medios del país, fomentar el desarrollo económico de las regiones y aumentar su autonomía política y fiscal podría ser clave para ayudar al país a salir del estancamiento económico. 

El gobierno del presidente Gabriel Boric se encuentra en la recta final, pero eso no implica que deba claudicar en impulsar políticas que dejen al país en mejores condiciones de las que lo encontró al comenzar su mandato. Aún queda poco más de un año para dejar un legado que sea valorado por la población, y evitar pasar a la historia como un presidente que pocos recuerden. 

 


Columna publicada en La Segunda