Más allá de los años

Esta semana comenzaron las votaciones de las propuestas en el Consejo Constitucional. En esta etapa se evidenciará si los consejeros de derecha optarán por redactar una constitución de revancha, o si buscarán establecer consensos transversales con el oficialismo. Entre las enmiendas propuestas, llama la atención una impulsada de manera especial en redes sociales por el consejero Luis Silva, que tiene como propósito elevar el requisito de edad para postular a la presidencia de la república. El consejero, quien logró la mayor cantidad de votos en las elecciones del 7 de mayo, busca aumentar la edad de treinta y cinco a cuarenta años.
Esta propuesta ha suscitado particular suspicacia en sectores del oficialismo, quienes argumentan que se trata de una disposición ad hoc, una propuesta diseñada exclusivamente para una persona: la Ministra de la Secretaría General de Gobierno, Camila Antonia Amaranta Vallejo. En resumen, afirman que la intención detrás de esta modificación al anteproyecto de la Comisión Experta es excluir a la ministra vocera de la próxima contienda presidencial, ya que, de ser aprobada, se le impediría postularse en las elecciones de 2025 debido a que actualmente tiene treinta y cinco años.
Alrededor del mundo son diversos los límites de edad que existen para poder ser presidente, jefe de estado o jefe de gobierno. En Alemania, el Presidente Federal (jefe de estado) debe tener al menos cuarenta años para asumir el cargo, en Argentina la edad mínima para ser presidente es de treinta años, en Brasil es de treinta y cinco años, y en la República Popular China es de cuarenta y cinco años. Estos son solo algunos ejemplos. Esta discusión podría parecer abstracta, y quienes abogan por elevar la edad podrían dar la impresión de tomar una decisión arbitraria, ya que en última instancia es la ciudadanía la que elige a quienes desean como sus representantes, sin prestar excesiva atención a la edad.
Quizás esta sea una oportunidad especial para que el partido Republicano y Chile Vamos puedan construir un puente sin abandonar sus convicciones. Si deciden aprobar la enmienda en debate y consagrar definitivamente el límite de cuarenta años en la constitución, podrían incluir una disposición transitoria que excluya dicho límite para la próxima elección presidencial, es decir, que la norma tenga efecto recién en 2030. La derecha se presentaría como una fuerza conciliadora, dispuesta a resolver conflictos de manera sensata conforme a sus convicciones y, al mismo tiempo, disiparían las sospechas de que pretenden anular a una candidata en particular.
Tanto Chile Vamos como los Republicanos han expresado su deseo de que esta constitución sea válida para el futuro y no solo diseñada en función de las próximas elecciones presidenciales, que, por cierto, tienen muchas posibilidades de ganar. Si optan por implementar la disposición transitoria que se propone en esta columna, demostrarían que son una fuerza capaz de ser razonable sin abandonar sus ideas, incluso teniendo una mayoría sólida dentro del Consejo Constitucional. Además, brindaría cierta tranquilidad a aquellos que de buena fe aspiramos a un proceso constituyente exitoso, que ponga fin a la incertidumbre que nos impide avanzar y superar la crisis que enfrentamos.
Publicada en El Mercurio de Valparaíso