Narciso, no veas tu belleza

Narciso, no veas tu belleza

“Hace unos días, las redes sociales del municipio porteño—así como su página web—informaban de una histórica disminución del déficit financiero en un 80,3%. En la práctica, se pasaba de un déficit de 10 mil millones al año 2017 a poco menos de mil millones en estos meses, a pesar de que en marzo la deuda era de casi 5 mil millones de pesos. Sin embargo, antes de celebrar, vale preguntarse: ¿fue la administración local la que logró este mínimo histórico o fueron otros factores?

Las buenas noticias son para alegrarse, por lo mismo, la disminución de la deuda municipal de Valparaíso debe ser un motivo suficiente para respirar con cierto alivio. No obstante, el regocijo no debe emborracharnos, ya que la pequeña foto que nos muestra esta alegría es solo una parte de otro panorama mayor que refleja otras cosas.

Y es que, a pesar de estas cifras positivas, como porteños también tenemos que hacer el ejercicio autocrítico. Porque no puede pasar que le hagamos creer a la gente que la deuda municipal cayó gracias al virtuosismo de la administración actual, cuando todo indica que esto se debe a hechos externos que poco o nada tienen que ver con la denominada “alcaldía ciudadana”.

Primero que todo, el Fondo Común Municipal (FCM) aumentó en un 21% desde el año 2018 al 2021, pasando de 17 mil millones a casi 22 mil millones de pesos, cifra que ya había aumentado anteriormente. Ahora bien, si hacemos el análisis por ingresos municipales propios en el mismo periodo, estos han aumentado solamente un 6.52%. ¿Cuál es la diferencia entre uno y otro? La diferencia es que el FCM es un fondo solidario sostenido prácticamente por las comunas más ricas del país, como Vitacura, Providencia y Las Condes, además de Viña del Mar, nuestra ciudad hermana; mientras que los ingresos municipales propios sí dependen de la gestión administrativa de turno.

Si vemos la foto completa, esa que no reporta ni el municipio ni la corporación municipal, podemos apreciar los grises de las finanzas locales y su precariedad. Es de conocimiento público que la deuda de arrastre más grande del municipio porteño es la previsional. Según la concejala Camila Nieto, la deuda de la corporación municipal asciende a casi 164 mil millones de pesos. Por lo tanto, si recordamos que el acalde Sharp recibió la CORMUVAL con una deuda de 82 mil millones, vemos que aquí el déficit no solo no se redujo, sino que se duplicó.

Por otro lado, si miramos los números del informe de gestión de la corporación durante el cuarto trimestre del año 2020 – los del 2021 no están en la página web de la “alcaldía ciudadana”-, estos nos muestran que el excedente en educación es de 3.85%, mientras que los déficits son: en Jardines VTF -2.29%; en salud -0.23%; en cementerio -4.36%; en administración central -42.43%; en red de servicios populares -12.11% y en aseo -2.71%. Esa es la realidad.

Podemos estar alegres y celebrar la disminución de la deuda municipal que nos beneficia a todos los porteños, pero no tenemos que caer como Narciso, que fue al bosque a cazar ciervos y terminó muriendo engañado por su propio reflejo en el agua. Debemos evitar que nos hagan creer que la gestión municipal es la causante de la disminución de la deuda y, peor aún, caer en el cuento de hadas de que el estado financiero de la alcaldía es impecable, cuando claramente la realidad es otra. Necesitamos un mayor control democrático de este y los otros municipios. Es ese el pilar sobre el cual se construyen las alcaldías ciudadanas, no los hilos de twitter que celebran verdades a medias.”

Columna publicada en El Mercurio de Valparaíso