No sabe ni responde

“Hasta antes de la veda -y también después, para ser sinceros -se reportaron muchas encuestas que sugieren un acortamiento de la brecha entre las opciones del plebiscito y, además, un amplio grupo de indecisos que definirían el resultado del 17 de diciembre próximo.
Pese a que sería interesante ahondar en una interpretación de estos datos, la situación se vuelve cuesta arriba por una serie de aspectos.
Quizás el más importante diga relación con que la gran mayoría de encuestas que preguntan por intención de voto no difunden públicamente sus datos. Por cierto que las distintas organizaciones están en todo su derecho de mantenerlos privados, pero es imposible no mirar con suspicacia esta decisión.
En un mundo ideal, podríamos disponer de la información levantada, identificar problemas y realizar una serie de análisis para conocer un poco más sobre la realidad que reportan. En ese óptimo, también, tendríamos transparencia -muy necesaria en el debate sobre asuntos públicos- y amplia publicidad, entendiendo que es la única manera de progresar y sofisticar las técnicas utilizadas, sometiéndolas a las críticas y a los consejos de los pares.
Hoy, nada de eso es posible, lo que solo deja en evidencia varios desafíos presentes en la industria. Pero, además, hay otros asuntos que también dificultan teorizar en torno a esos pdfs que son difundidos masivamente por grupos de Whatsapp y redes sociales.
Al mirar la larga serie de resultados reportados, una hipótesis podría descansar en el “silencio”. Bien sabemos que existen opciones políticas que (aunque mayoritarias) no forman parte de clima de opinión dominante. Esto generaría presión en algunos encuestados que, aunque teniendo claro lo que votarán la próxima semana, prefieren declararse indecisos. En mi opinión, hoy ese clima favorece al “En Contra”, por lo uno podría hipotetizar que el “A Favor” estaría subrepresentado en algunos sondeos.
Sin embargo, esta no es la única hipótesis plausible ni probable. Lo que muestran otro tipo de encuestas (esas que sí liberan sus datos) es que se estaría generando desde hace varios meses un hastío y fatiga electoral en nuestro país. La gente está cansada -chata, en buen chileno- de discusiones que parecen no llevarnos a ningún lado. Muchos de ellos no se identifican con ideologías, se declaran poco interesados, menos informados y algo distantes de las decisiones públicas.
Ese grupo, en una encuesta, se iría por la opción que los interprete en la desidia, es decir, ese “no sabe/no responde”. Pero a la hora de votar, es posible que se decidan por una postura más bien revanchista, negativa y anti-establishment, que otrora se manifestó en un “Rechazo” y, ahora, en un “En Contra”. Este punto no es ideológico y, por lo mismo, resulta curioso que, con todo lo que hemos vivido, los análisis persistan en el triunfo o derrota de determinados modelos de sociedad. Gran parte del electorado, sobre todo en el contexto de voto obligatorio, poco y nada se apasiona por estos debates de fondo.
Como se podrá percatar, interpretaciones hay muchas. Algunas de ellas tan plausibles como contradictorias. Por lo mismo, la cautela siempre será bienvenida”.
Columna publicada en El Mercurio de Valparaíso