Sharp y la baja de la deuda municipal
En tiempos electorales, sabemos que los políticos suelen hacer grandes promesas para captar votos o apoyar a sus candidatos. Ejemplo de lo anterior es lo que podemos observar en Valparaíso con el alcalde Jorge Sharp que, si bien no va a la reelección, ha tratado de instalar en el discurso de que el municipio está sano económicamente, tal vez con la intención de apoyar a su sucesora, Carla Meyer, continuadora del “sharpismo” y la “alcaldía ciudadana”.
En varios medios de comunicación, pasquines de izquierda y redes sociales, se ha difundido la idea de un municipio que, en teoría, ha bajado la deuda municipal. Una historia sostenida débilmente por un informe trimestral que indica un superávit, del cual hasta ahora solo conocemos la portada y que fue diseñado por la propia administración.
¿Es esto así? ¿Está el municipio de Valparaíso realmente sano en términos financieros? La respuesta es sencilla: no, el municipio es una bomba de tiempo. Para poder comprenderlo, es necesario remitirse al informe final de Contraloría publicado a principios de este mes que revela el estado de las arcas de la Corporación Municipal de Valparaíso, la cual depende 100% de la municipalidad y cuyos resultados afectan directamente a la comuna.
En los resultados de la auditoría, podemos observar que la corporación, para el año 2019, tenía un saldo negativo de casi 100 mil millones. Sin embargo, al 31 de diciembre del 2023, este asciende a 150 mil millones, lo que implica un aumento del 50% en solo cinco años. Cuando se habla de patrimonio negativo, estamos diciendo que la municipalidad, a través de la corporación, adquirió deudas y compromisos de pagos por ese monto con sus distintos proveedores o acreedores.
Para poner en perspectiva la magnitud del problema, las deudas y compromisos del año 2023 son tan grandes que se podría construir desde cero el Hospital Carlos Van Buren y equiparlo completamente con tecnología de punta, o 15 nuevas escuelas, o 152 plazas públicas de mil millones cada una. Imagine las mejoras que se podrían hacer en la ciudad con tal cantidad de dinero.
Un dato relevante del mismo informe es que la capacidad de liquidez de la corporación, entre 2019 y 2020, era del 4% y a partir del año 2021 al 2024 bajó a un paupérrimo 1%. En simple, el municipio no tiene el efectivo necesario para cubrir sus compromisos adquiridos más allá de ese 1%. El riesgo financiero se traduce en posibles dificultades para cumplir con las obligaciones más esenciales en el corto plazo. Esto quiere decir que no sería extraño que algunos de esos pagos ya no se estén ejecutando.
Además de lo anterior, la municipalidad ha perdido fondos públicos por no cumplir con algunos requisitos, como, por ejemplo, no tener deuda previsional con sus trabajadores, siendo uno de los pocos municipios del país que no recibe el fondo de incentivo al mejoramiento de la gestión. Esto significa que, desde 2016 hasta hoy, Valparaíso ha dejado de recibir casi 600 millones de pesos orientados a mejoras internas de gestión municipal.
En resumen, al observar el panorama completo del estado de las finanzas municipales, estas solo han empeorado. Por lo tanto, más allá de lo que diga el alcalde Jorge Sharp, mirando los números, todo parece indicar sus manos limpias de hace ocho años hoy están más sucias que nunca, con tanto informe propio que trata de ocultar la realidad porteña.
Columna publicada en El Mercurio de Valparaíso