Transporte Público: Viejas Promesas

Transporte Público: Viejas Promesas

Mientras en la Región Metropolitana se avanza en la construcción de tres nuevas líneas de metro, la licitación para el transporte público en el Gran Valparaíso –cuyo proceso comenzó finalmente en agosto del año pasado- sigue estancada. Considerando el historial de promesas incumplidas, como ocurre con el proyecto del tren Santiago-Valparaíso, acordado por el MOP y EFE hace más de cinco años y cuya licitación ha fracasado en dos ocasiones desde entonces, es razonable dudar de que este proceso se concrete en el mediano plazo.

La urgente modernización del sistema de transporte público podría transformar radicalmente el trayecto de miles de habitantes de la región, lo que podría incidir directamente en su bienestar. Según la última Encuesta de Calidad de Vida de Fundación P!ensa 2024, el transporte público es la segunda dimensión peor evaluada en la región, donde prácticamente la mitad de los habitantes manifiestan que la congestión vehicular afecta bastante o mucho su calidad de vida.

La caída en esta dimensión, que se ha mantenido de manera consistente en los últimos años, refleja el abandono y deterioro del sistema de transporte regional. Datos de la SEREMI de Transporte indican que tanto la frecuencia como la regularidad de los buses han disminuido cerca de un 20% desde 2020, lo cual se condice con la encuesta P!ensa de 2024, donde la frecuencia es uno de los indicadores peor evaluados. Además, menos del 6% de las máquinas se han renovado desde entonces, y hoy la mitad tiene más de 10 años de antigüedad.

Esta licitación busca abordar una serie de preocupaciones latentes en la región, como la insuficiente cantidad de paraderos y la falta de medidas de vigilancia al interior de los buses. El proyecto considera la incorporación de más de 600 buses, un nuevo modelo de pago a operadores, cámaras de seguridad y la modernización de las micros con un sistema de recaudación digital; medidas que podrían finalmente regularizar el servicio de transporte y mejorar la seguridad de los usuarios.

Para lograr un sistema de transporte público que realmente avance en la región, es necesario romper la inercia y que tanto el Ministerio de Transportes como el Gobierno Regional asuman un rol más activo y decidido en la concreción de esta licitación. No podemos continuar con un transporte público estancado y obsoleto. Es momento de que las autoridades colaboren para convertir estas viejas promesas en realidad y mejorar la calidad de vida de miles de personas en la Región de Valparaíso.

 


Columna publicada en EL Mercurio de Valparaíso