¡Turbulencias!

¡Turbulencias!

“A un mes de instalado el gobierno, el Presidente reconoció que habían “despegado con turbulencias”, lo que en sencillas palabras quiere decir que no han hecho las cosas bien. Esta autocrítica presidencial trataría de iniciar una nueva partida ante la salida en falso que tuvieron algunas autoridades por una serie de errores cometidos. Así, pretende corregir a la brevedad estos deslices políticos para enfocarse en gobernar.

Pero ¿cuál es la causa de las turbulencias? Durante el presente mes, diferentes autoridades del gobierno frenteamplista han tenido bruscos comentarios y posteriores cambios de opinión sobre delicados problemas nacionales, tales como la pandemia, el conflicto en La Araucanía y el retiro de fondos previsionales, entre otros. Con esto, se han generado revuelos internos e internacionales que se han transformado en crisis de diferentes grados.

¿Qué es lo grave de todo esto? Pues la posibilidad de que la primera línea de gobierno -Presidente y ministros- hipoteque rápidamente su credibilidad y capacidad de alineación política con la ciudadanía y con el bloque oficialista. Bien sabemos que la credibilidad es pilar fundamental para poder gobernar y con estos hechos ésta se ha ido perdiendo. Esto sin duda afecta la capacidad del Poder Ejecutivo para llevar a cabo su plan de gobierno.

Cada uno de estos sucesos generan tensiones a quienes deben velar por un viaje sin inconvenientes, pues, mucho tiempo se dedica para cubrir los errores no forzados de las autoridades actuales. Con lo anterior, la ciudadanía también acusa recepción de la falta de preparación que tienen el Presidente y los jóvenes ministros que, al no tener la experiencia necesaria, aprenden del ensayo y del error en cargos que no pueden improvisar.

El complejo escenario en que se mueven no puede dar espacios a cometer más errores pueriles, pues el crédito en política se acaba rápido. Si el Presidente pretende gobernar bien y sacar adelante al país, está perfecto que alinee a sus huestes, sobre todo a aquellas que son más visibles que otras. Es sabido que las turbulencias, generalmente, no hacen caer a un avión, pero si los obliga a cambiar de rumbo o a efectuar un aterrizaje de emergencia, lo que incluso puede dejar a muchos pasajeros heridos.

El Mandatario parece haber tomado nota y así lo ha hecho notar a su núcleo más cercano. Este llamado de atención es un “basta de errores”, toda vez que en política no es posible borrar con el codo lo que se ha escrito a mano y, a ratos, también a fuego. Así, como dijo la ministra Camila Vallejo, “nuestro pueblo no es tonto, entiende los procesos”, la forma errática de comunicar del Presidente y ministros es quizás la primera voz de alerta para ellos mismos”.

Columna publicada en Cooperativa