Valparaíso sin un plan de reactivación económica

Valparaíso sin un plan de reactivación económica

La reactivación económica es indudablemente la prioridad en la agenda porteña actual. Ello no sólo se debe al desempleo y a la gran cantidad de locales históricos que han cerrado, sino también a las futuras elecciones que se avecinan y las acciones que se proponen para reactivar a una Joya del Pacífico que aumenta su declive. Ante ello, es importante mirar hacia atrás para aprender del pasado y las valiosas lecciones que debemos considerar. Una de ellas es que, sin un plan claro y dependiendo sólo del puerto, el turismo y los emprendedores, es difícil que Valparaíso salga adelante ya que dicha fórmula no ha funcionado en el último tiempo.

Si bien el puerto es clave para la ciudad, la experiencia comparada nos muestra que las actividades industriales no siempre se sostienen en el tiempo, pues, incluso a pesar de las ventajas geográficas, pueden emerger otros territorios más competitivos y/o atractivos que disminuyan los ingresos comunales -como ha sucedido con San Antonio-. Ante ello, cualquier esfuerzo para potenciar la competitividad local, como ampliar el puerto, implica tiempo -algo que rápidamente se está agotando en nuestra ciudad-, ya que se debe sortear un número de etapas antes de siquiera iniciar los trabajos de construcción. Esto no implica que el desarrollo portuario no sea clave, pero sí nos invita a pensar en la necesidad de diversificar la economía de Valparaíso.

Análogamente, a pesar de que el turismo es una actividad fuerte en la comuna, no es obvio que éste retome con la fuerza que alguna vez tuvo post pandemia. El turismo exitoso es consecuencia de una ciudad que ha logrado ser atractiva y segura para sus visitantes, algo difícil de vislumbrar pensando en un centro vandalizado y, casi fantasma, dada la cada vez menor vida comercial que hemos visto en los últimos años. Por consecuencia, estos lugares más atraen delincuencia, lo que termina en efectos opuestos a lo esperado, agudizando el deterioro de la ciudad y ahuyentando a turistas y residentes. Y si bien la inversión en infraestructura como el borde costero en Barón puede ayudar, esto requiere tiempo y necesita ser un espacio atractivo y seguro para revitalizar un eje estratégico de la ciudad. Ante ello, es imperante invertir en seguridad y en un plan de revitalización urbana para poder activar las zonas de interés turístico y comercial.

Finalmente, apoyar a los emprendedores es una tarea vital, ya que ellos representan un gran porcentaje de la economía local. Sin embargo, si no se logra atraer capitales externos, el flujo de dinero será circular; sin generar riquezas para la ciudad. Este punto es importante ya que, durante los últimos años, no sólo ha bajado la actividad portuaria, sino que también la inmobiliaria, que representaba una fuente importante de trabajos e ingresos municipales para la comuna. Dado ello, ideas de candidatos como bajar la tasa de patentes y apoyar a los emprendedores son importantes, pero no ataca el problema basal de atraer inversión a la comuna.

Dados estos puntos, podemos pensar que no contamos con un plan claro para reactivar la ciudad y, en vez de ello, sólo existen propuestas parciales y poco articuladas para tratar de recuperar la economía porteña. Cabe preguntarnos entonces, ¿qué otros potenciales podemos explotar para tratar de recuperar a Valparaíso? A diferencia de ciudades que han sufrido con la falta de diversificación económica, la pobreza urbana y malas administraciones, Valparaíso no sólo goza de una geografía atractiva, sino que también de servicios importantes para el desarrollo y la diversificación económica, como lo son la educación superior, la cultura y su basto patrimonio.

Un ejemplo a destacar es el plan maestro de la PUCV, que ha reactivado la Avenida Brasil y ha creado centros de innovación para apoyar el emprendimiento y el desarrollo de nuevos productos y servicios que han penetrado fuera de la comuna. De modo análogo, la compra de la Bolsa de Valores por parte de la USM también es una acción importante que puede reactivar un sector histórico que ha perdido protagonismo en los últimos años. Además de lo anterior, la educación superior es un fuerte atractor de capitales avanzados que catalizan el desarrollo local.

Para lograr capturar y mantener capitales avanzados que innoven y aporten al desarrollo porteño, la seguridad y la entretención son claves. Para ello, la cultura porteña, con su bohemia y valor patrimonial, son características que pueden potenciarse para hacer la ciudad atractiva nuevamente. La evidencia académica es concluyente en que la educación superior, la innovación y la oferta de entretenimiento son claves para atraer capitales externos y nuevos habitantes que se ven seducidos por la geografía, el clima, la cultura y la posibilidad de entretenimientos mientras pueden desarrollar su vida laboral. Un ejemplo claro de esto es como la costa Oeste de EE. UU., la que se ha convertido en polo de desarrollo tecnológico por sobre otros territorios ya que el clima, la oferta de entretenimiento y las buenas universidades han creado un ambiente propicio para este tipo de desarrollos.

El desarrollo de Valparaíso requiere con urgencia un plan a largo plazo y de líderes locales dispuestos a trabajar en equipo para potenciar la ciudad. Prima desarrollar un plan estratégico de desarrollo económico que actúe como hoja de ruta y por sobre de visiones cortoplacistas, aportando una visión de ciudad construida por diversos actores y, más importante aún, que traspase la barrera de los cuatro años que dura un gobierno comunal. Por suerte, hay historias de ciudades más deprimidas, como Singapur, que han logrado revertir su situación en base a liderazgos fuertes y organizados, el trabajo en equipo y el desarrollo de una visión territorial de largo plazo. Es imperante mirar el futuro ya que el presente no es alentador y requerimos cambiar el actual declive que sufre la cada vez más extinta Joya del Pacífico.

Columna publicada en El Líbero