Evaluación ciudadana deja a Movilidad y Conectividad en penúltimo lugar de sondeo

Evaluación ciudadana deja a Movilidad y Conectividad en penúltimo lugar de sondeo

Peores calificaciones: transporte nocturno y relación calidad-precio, según la Encuesta de Calidad de Vida Piensa-18. Mejoran Salud y Educación, pero continúan bajo la medianía.

De mal en peor. Así está el transporte público en la percepción de sus usuarios, de acuerdo a la Encuesta de Calidad de Vida 2024 de la Fundación Piensa y Caja 18, aplicada presencialmente por Datavoz en 1.650 personas mayores de 18 años de las 10 comunas más grandes de la zona.

Mientras esa dimensión, que corresponde a Movilidad y Conectividad, pierde 17 puntos y queda con valor 177 en el índice de percepción que oscila entre 0 y 1.000, repuntan Educación y Salud, pero permanecen bajo la medianía. La primera sube 104 puntos y alcanza nivel 392, y la segunda crece 92 y llega a 342.

Desde el inicio de la encuesta, en 2014, Transporte y Equipamiento Urbano son los peor evaluados. Esta vez el primero queda en penúltimo lugar.

Drama de movilidad

El aspecto peor calificado en cuanto transporte público es, lejos, la frecuencia del servicio nocturno, donde el sistema obtiene apenas un 5% de satisfacción, porcentaje que permanece igual desde 2022.

En los demás indicadores, la evaluación más alta llega a sólo un 25% y corresponde a calidad de transporte público interurbano. Pero la frecuencia y calidad del servicio urbano -dentro de la ciudad- llega a 20% y 19% respectivamente.

La relación precio-calidad es mala para el transporte interurbano -solo satisface al 19% de los encuestados-, pero se torna peor en la modalidad urbana donde alcanza a duras penas el 15%, y en ambos casos a la baja.

Leve repunte en salud

A pesar de las listas de espera, equipos en mal estado, falta de insumos y en algunos casos cierre de pabellones, Salud marca una mejora respecto de 2023, aunque por debajo del 50% de satisfacción de sus usuarios.

Seguramente por incidencia de los nuevos hospitales, Quillota-Petorca y Gustavo Fricke, el aspecto mejor calificado es la calidad de la infraestructura, que sube de 42% a 49%.

Los tiempos de espera en servicios de urgencia son críticos. El promedio regional de aprobación es de 20%. El más alto es Viña del Mar con 27%, y el más bajo San Felipe, con 5%.

Las ciudades con mejor evaluación de Salud son Quillota (415 puntos en índice de 0 a 1.000) y Viña del Mar (401), ambas con hospitales nuevos. La más baja: Quilpué, con 167.

Educación bajo la lupa

También Educación mejora, aunque en los rangos ya descritos, considerando que llega a 392 puntos y que la dimensión mejor evaluada, Servicios para la Vivienda, registra 700.

Aquí la disponibilidad de educación básica es el aspecto mejor calificado, con un 46% de satisfacción, pero también su calidad es la más cuestionada, con 37%, el segundo indicador más bajo después de la calidad de la educación media (36%).

El mejor índice para Educación corresponde a Quilpué (con 523 en el rango de 0 a 1.000), que supera en 107 puntos a la comuna con evaluación más cercana, Viña del Mar, con 416. El más bajo lo registra Los Andes (226), seguido de Villa Alemana (333).

Falta de liderazgo

El investigador de Piensa y académico de la Universidad Adolfo Ibáñez, Pedro Fierro, dice que “la nota más dramática se relaciona con Transporte”, tema que año a año se ha venido denunciando y que afecta directamente la calidad de vida de miles de personas que destinan muchas horas a sus traslados.

” No necesitamos encuestas para percibir el deterioro, con máquinas en mal estado, servicios piratas, paraderos destruidos y problemas de inseguridad asociados al declive”, afirma.

Por eso, “llama la atención la pasividad y falta de liderazgo, que trasciende administraciones y colores políticos”. Plantea que son muchos los actores que intervienen en el servicio de Transporte “y no hemos dado con las personas adecuadas que logren articular soluciones”.

El investigador cree que esta realidad “refleja el abandono que sufren los habitantes de provincias, pues es verdaderamente impactante la distancia que existe respecto al servicio que se ofrece en la capital, con grandes inversiones que se siguen materializando”.

También revela que el centralismo, “tanto nacional como intrarregional, tiene efectos nefastos en nuestro día a día. Salud y Movilidad son, de hecho, dos de los mejores ejemplos de esas inequidades territoriales”.

Cada vez peor

Para el doctor en Ingeniería de Transporte Wilfredo Yushimito, profesor del Área de Operaciones de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la Universidad Adolfo Ibáñez, Viña del Mar, los resultados de la encuesta en el ámbito de su especialidad no constituyen sorpresa alguna.

“Para nada. La situación del transporte en la zona empeora cada vez más. Casi toda la inversión se hace en la Región Metropolitana, y yo creo que si no hay cambios, el sistema va a continuar degradándose”, opina.

Ejemplifica con la asistencia a una reunión convocada por su junta de vecinos del plan de Viña del Mar en que participaba la Secretaría de Planificación de Transporte, Sectra. “Se habló de muchas mejoras, pero nunca de transporte público, y eso para mí es preocupante porque es casi el mismo sistema, incluso con menor número de unidades, para una población en crecimiento.

Yushimito recuerda que desde la pandemia, y a partir de los retiros desde los fondos de pensiones, aumentó drásticamente el número de automóviles.

“Claramente eso compite contra el sistema público de transporte, y no se ha registrado un mayor cambio con respecto a eso, incluso creo que se están reduciendo más unidades y eso disminuye la frecuencia” de los microbuses. Esto es particularmente notorio en la noche, cuando muchos pasajeros deben esperar largo rato en los paraderos, con riesgo para su seguridad, o bien optar por utilizar un vehículo de aplicación.

La congestión

El aumento en el número de vehículos y la baja calidad del transporte público, que no convence a los automovilistas, derivan en una fuerte congestión en las ciudades.

El experto recuerda que “el principal mecanismo para tratar de reducir congestión es tener un transporte público bueno, eficiente y seguro”, y mientras eso no exista “la gente no se va a cambiar” al sistema.

Hay otros modos de transporte, como la bicicleta, “pero es difícil capturar la demanda porque se requiere un sistema de conexión para llegar desde el origen al destino, que además debería estar integrado”.

La licitación

¿La única esperanza en el corto plazo es la licitación? “Creo que es un primer paso para comenzar a organizar las cosas y empezar a construir sobre eso”, indica el académico.

La incorporación de buses eléctricos en la Región Metropolitana es un ejemplo. “Es posible comenzar a hacer esas cosas porque el sistema de transporte ya está organizado; si ya hay operadores, se pueden acordar aspectos como cambio de flota o incentivos más puntualizados”.

Yushimito reitera que la licitación es el punto de partida para el mejoramiento del sistema, “y luego hay aspectos de infraestructura que hay que comenzar a mejorar”.

 


Noticia publicada en El Mercurio de Valparaíso